A diferencia delresfriado común, la alergia respiratoria no está provocada por un virus, sino por un conjunto de sustancias inhaladas que atacan al sistema inmunitario de tu hijo, de manera que éste interpreta que esas sustancias, inofensivas para la mayoría de la gente, son enemigos y produce anticuerpos, llamados inmunoglobulina E (IgE), para eliminarlos.
Las alergias respiratorias se producen frente a algunos alergenos como los ácaros del polvo de casa (cerca del 40%), los pólenes de plantas (35%) los mohos y hongos de la humedad ambiental (14%) y los epitelios de animales (11%).
“No se nace con este trastorno sino con la predisposición genética a desarrollarlo”, explica el doctor Marcel Ibero, jefe de la Unidad de Alergia del Hospital de Terrassa y presidente de la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergología Pediátrica (SEICAP).
De hecho, si tú eres alérgica, tu hijo tiene un 25% de probabilidades de a serlo. Y si tu pareja también lo es, este porcentaje se incrementa hasta el 50%. “Sin características genéticas no se puede tener alergia, por muy expuesto que uno se encuentre”, recuerda el especialista.
El niño predispuesto genéticamente a padecer este problema puede, en un primer momento, presentar alergias alimentarias o dermatitis atópica. Con el paso del tiempo, a medida que crece, van desapareciendo éstas y empiezan a surgir las respiratorias. Es lo que los expertos llaman “la marcha alérgica”, que pone de manifiesto la relación directa entre ellas.
A PARTIR DE LOS 6 MESES
La alergia respiratoria no suele manifestarse en los recién nacidos, porque para desarrollarla el pequeño tiene, necesariamente, que ponerse en contacto con el alergeno (la sustancia que la provoca) y sensibilizarse.
Sólo de esta manera su organismo genera anticuerpos IgE, que en un próximo contacto serán los que desencadenen los síntomas. “Por esta razón el recién nacido, salvo que esté inmunizado ya en el vientre de la madre, lo cual es excepcional en el caso de las alergias respiratorias –no así enlas alimentarias–, no tiene síntomas alérgicos en sus primeros meses de vida.
“Los síntomas pueden empezar a manifestarse a partir de los 6 o los 7 meses”, explica el doctor Ibero. Pero lo habitual, al menos con las alergias al polen, es que aparezcan más adelante. “Cuanto mayor es el niño, más fácil es que su cuadro (rinitis, ojos llorosos, estornudos...) sea de origen alérgico, ya que se necesita un tiempo para que el organismo se sensibilice”, confirma el presidente de SEICAP.
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